domingo, 16 de agosto de 2009

Lectura en la primera infancia. Aportes


Aportes de los investigadores al tema de la lectura en la Primera infancia

Extraídos del libro: Comprensión textual. Primera infancia y educación básica primaria. Por Carlos Sánchez Lozano y Deyanira Alfonso Sanabria. Ediciones Ecoe, Bogotá. 2ª. edición

Los investigadores norteamericanos William Teale y Elizabeth Sulzby fueron claves en la década del 90 en divulgar los principios de la alfabetización temprana: considerar a los niños como constructores de significación activos, y valorar la importancia de los padres en este proceso. Fueron enfáticos en resaltar que un entorno familiar letrado favorecía notoriamente la alfabetización de los niños y el ingreso más rápido a la cultura escrita. De sus observaciones se puede extractar que los niños inician el aprendizaje conceptual de la lectura mediante:- el uso de la lectura y la escritura con propósitos reales.-las demostraciones espontáneas de los adultos que leen y escriben en su entorno.-su interacción con los padres y otras personas alfabetizadas.-sus propias exploraciones del material escrito.
Vigotsky, según su discípulo el norteamericano Jerome Bruner, fue el primer psicólogo que resaltó la importancia de la escritura en el desarrollo cognitivo del niño y destacó que los niños repiten ontogenéticamente la forma como la humanidad aprendió a escribir desde las remotas formas de comunicación mediante dibujos hasta la invención del código alfabético en Persia y Grecia antigua. Vigotsky también demostró la relación que existe entre el gesto y la escritura en los niños pequeños, por ejemplo, cuando hacen una espiral e indican alborozados que es humo.
La argentina Ana María Kaufman propone que con los niños que están en la primera infancia se les puede impulsar a hacer preguntas sobre el lenguaje escrito que los desequilibren cognitivamente y los obliguen a establecer una nueva teoría. Así por ejemplo, en una situación didáctica, se les puede mostrar el dibujo de un elefante y ponerles debajo un letrero que diga: “El elefante tiene colmillos y una trompa larga”. Se les preguntará a los que no leen alfabéticamente: “¿Qué dice ahí?”. Varios, asociando imagen y letras, dirán que dice “elefante”. Luego la docente les mostrará un letrero que solo diga la palabra “Elefante”, y les preguntará nuevamente: “¿Qué dice ahí?”. Algunos niños dirán de nuevo que “elefante”. La docente les mostrará los dos letreros (uno largo y el otro corto) y les preguntará: “¿Entonces juntos letreros dicen lo mismo?”. Es muy probable que los niños vacilen y digan que el letrero largo dice más cosas. Son los primeros pasos para superar la zona de desarrollo próximo que Ferreiro y Teberosky llaman “hipótesis de cantidad”. En efecto, los niños pequeños no diferencian palabra de oración y creen que en un solo trazo o seudopalabra se puede decir todo.